martes, enero 20, 2009

Un cuento

Era un dia como todos, pero distinto de alguna forma. Al menos eso era lo que Erik pensaba. No entendia como despues de tanto tiempo su mente se negara a trabajar. Porque para el la inspiracion era parte del dia. Cuando se es poeta, las musas son habitantes regulares del hogar.

Pero hoy ninguna de ellas habia pasado por la casa. Entonces Erik se dio cuenta de la realidad: las musas no iban a verlo a el. Ellas iban para dirigir su atencion hacia la verdadera fuente de su inspiracion: ella.

Ella, esa misma que se habia marchado unos dias antes. Ella, que habia estado a su lado por un par de años, justo la epoca en que la poesia de el florecio, dando lugar a bellos escritos que gustaban a tantos. Pero como todo, las cosas terminan, y ella se canso de ese lugar. Un dia tomo sus cosas y se fue, asi, sin decir nada. Erik no supo que decir, asi que se limito a observarlo todo. "Ya tendre oportunidad de escribir sobre esto", fue lo unico que pudo pensar.

Pero habian pasado ya varios dias y las palabras seguian sin llegar. Erik llevaba horas viendo la hoja en blanco, mientras jugaba con la pluma en sus dedos. Los recuerdos lo habian abstraido, y ahora que regresaba de su ensueño se dio cuenta de que el tiempo seguia su marcha, inexorable, dejandolo atras a el y sus memorias.

Volvio a pensar en ella, vio la hoja en blanco y se dio cuenta de todo. Lo que habia pensado hacia unos minutos era cierto. En ese momento acomodo la pluma y comenzo a escribir, de forma lenta y apesadumbrada.

"Quisiera poder explicarlo todo, que mis pensamientos enteros se plasmaran en la tinta de mi pluma, pero no podre hacerlo. Solo alcanzo a decirte que naci en el mismo instante en que te conoci, vivi mientras me lo permitiste y he muerto cuando cerraste la puerta. Perdon por decirlo hasta ahora, pero me tomo tiempo darme cuenta de la realidad. No te preocupes, esto es un reclamo ni un reproche, todo lo contrario. En estas ultimas lineas agradezco que me hayas dado vida, que hayas traido hacia mi todas esas musas que cantaron en mis oidos todos esos himnos con los que te describi, y tambien agradezco que tu hayas decidido quitarme la vida cuando te parecio justo. Sin mas que decir, Erik".

Eso fue lo ultimo que Erik escribio. Las musas buscaron el camino de regreso, pero el siempre las logro esquivar. Y es que las musas no pueden cantar en los oidos de quienes han dejado de vivir, al menos en este mundo de papel y tinta.


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3 comentarios:

Hada del lago dijo...

Me ha gustado tu cuento! Muy bonito!

Un beso Miguel!

Aqua dijo...

Pobre Erick!!
Estoy de regreso, pero de a poco...
Saludos desde el sur.

Miguel dijo...

Hada!
Gracias, que bueno que te gusto el cuento... Saludos!

Aqua!
Como siempre, me da mucho gusto verte por aqui, y me da mas gusto saber que vas volviendo, aunque sea de a pocos.
Saludos!