
Los días pasan lentamente para Erick, que de vez en cuando se acerca a su vieja guitarra. Ha pasado ahí casi una semana. Y no parece tener muchas intenciones de salir.
John toca a la puerta. Aunque no recibe respuesta sabe que Erick está dentro, así que simplemente gira la perilla y se deja pasar. La ventaja de tener una amistad como la que comparten Erick y John es que no existen términos cómo "invasión de la privacidad".
John no dice mucho al ver a Erick sentado en el sofá con su guitarra descansando en sus piernas. Él mismo trajo su guitarra y su libreta, los únicos amigos que se podían poner en el mismo nivel de Erick.
"¿Otra vez ella?" se limitó a decir John.
"Sí... otra vez." contestó sin voltear Erick.
John comenzó a escribir en su libreta. El silencio entre los dos músicos era una noche esperando la llegada del sol. Después de un poco de tiempo así John lanzó la libreta abierta a sus pies, para poder leer lo que había escrito mientras tocaba su instrumento. Las notas que salían de su guitarra fueron de una suavidad inusitada, eran un lamento que se comunicó inmediatamente con la guitarra de Erick, que entendió el mensaje al instante y comenzó a tocar para responder al llamado.
Cuando terminaron los dos guardaron silencio. Unos segundos después Erick dejó la guitarra a su lado y sonrió.
"Buena. Me gusta. ¿Se te ocurrió ahora mismo esa letra?" preguntó.
"Algo así. Es algo que he venido trabajando, y ahora que te ví así me dí cuenta de que parte estaba perdida. Sí trabajamos un poco más tendremos esta canción lista en un par de horas." respondió John.
Y así lo hicieron. Por horas los dos se limitaron a tocar y trabajar en que la canción quedara cómo ellos esperaban. Durante todo ese tiempo los dos dejaron de pensar en todo lo demás. Bueno, en casi todo. Cada uno tenía un pensamiento que se negaba a desaparecer. Y cada pensamiento tenia un nombre. Un nombre de mujer. Los dos lo sabían, pero no quisieron pensar en eso tampoco.
[otro poco: La canción]
John toca a la puerta. Aunque no recibe respuesta sabe que Erick está dentro, así que simplemente gira la perilla y se deja pasar. La ventaja de tener una amistad como la que comparten Erick y John es que no existen términos cómo "invasión de la privacidad".
John no dice mucho al ver a Erick sentado en el sofá con su guitarra descansando en sus piernas. Él mismo trajo su guitarra y su libreta, los únicos amigos que se podían poner en el mismo nivel de Erick.
"¿Otra vez ella?" se limitó a decir John.
"Sí... otra vez." contestó sin voltear Erick.
John comenzó a escribir en su libreta. El silencio entre los dos músicos era una noche esperando la llegada del sol. Después de un poco de tiempo así John lanzó la libreta abierta a sus pies, para poder leer lo que había escrito mientras tocaba su instrumento. Las notas que salían de su guitarra fueron de una suavidad inusitada, eran un lamento que se comunicó inmediatamente con la guitarra de Erick, que entendió el mensaje al instante y comenzó a tocar para responder al llamado.
Pensar, estoy harto de hacerlo...
no quiero volver a pensar...
porque mis pensamientos son siempre iguales...
Pensar se ha vuelto un problema,
y me harté de vivir en conflicto.
Hoy dejaré eso atrás,
Y no volveré a pensar,
Llegó la hora de dejar
a mi mente descansar.
Pensar, estoy harto de hacerlo,
por eso tengo que cambiar.
Ya no voy a pensar en nada,
ni siquiera en cantar.
Todos los pensamientos
se están borrando...
Todos menos uno,
el pensamiento más profundo...
¿Por qué no puedo borrar
el pensamiento que tiene un nombre
idéntico al tuyo?
Pensar, estoy harto de hacerlo...
no quiero volver a pensar...
Cuando terminaron los dos guardaron silencio. Unos segundos después Erick dejó la guitarra a su lado y sonrió.
"Buena. Me gusta. ¿Se te ocurrió ahora mismo esa letra?" preguntó.
"Algo así. Es algo que he venido trabajando, y ahora que te ví así me dí cuenta de que parte estaba perdida. Sí trabajamos un poco más tendremos esta canción lista en un par de horas." respondió John.
Y así lo hicieron. Por horas los dos se limitaron a tocar y trabajar en que la canción quedara cómo ellos esperaban. Durante todo ese tiempo los dos dejaron de pensar en todo lo demás. Bueno, en casi todo. Cada uno tenía un pensamiento que se negaba a desaparecer. Y cada pensamiento tenia un nombre. Un nombre de mujer. Los dos lo sabían, pero no quisieron pensar en eso tampoco.
[otro poco: La canción]
2 comentarios:
Siempre tenemos algo en nuestra mente, que fluye como música y se perpetua como canción, pensar, lo que fué, lo que es y lo que puede ser.
Un abrazo amigo.
Que tal amigo...
Yo siempre he dicho que la poesía que escribo viene siempre engarzada con música, así que no conozco otra forma de ver a ambas expresiones que juntas.
Muchos saludos!
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